El Paco en el centro de la ciudad

Mi llegada a la Plaza San Martín fue un día de diciembre, a una hora de la tarde que no recuerdo. La recorrí, mire y mire tantas veces como pude, todos me parecían sospechosos, me había puesto un poco prejuiciosa con los pobres pibes.
En un momento me senté cerca de los baños, a ver que pasaba, quien entraba, quien salía. Y lo encontré, lo fiche a él… Pedro. Estaba sentado en un banco solo, antes de sentarse había caminado la plaza tanto como yo, pero él rescatando cigarrillos a quien le daba cabida. Cuando se quedo tranqui en un banco, tome coraje y me acerque, las primeras palabras costaron, y estoy mas que segura que a Pedro le costo la charla entera, porque tembló y tartamudeo todo el tiempo.
Fueron surgiendo las palabras, las anécdotas, las historias, su vida y la charla era más que rica en información. Me señalo los pibes que venden, o sea sus puntos, me enseño los pibes que consumen con él por la noche, por la tarde o cuando pinte. Me contó como arman el “Paco” de la plaza y me dijo algo muy cierto: “cada punto arma el Paco que vende según su locura, su mambo y ganas de morir, porque enserio el Paco te mata”. Eso lo conecto rápidamente con el tema de su punto que había caído en el urgencia hacia una semana porque casi lo mando para el otro mundo la porquería.
Me señalo también algunas madres que dan vuelta por la plaza y que se ponen la gorra cuando alguien pinta un “Paco”. Muchas madres hasta un porro permiten, pero la porquería no la quieren.
Luego de la charla quedamos en encontrarnos al otro día, así me presentaba a su punto y podía comprar y hablar con el flaco, nos despedimos y siempre te queda cierto vació.
Fui al otro día pero el habita de la plaza estaba alborotado, había un acto y Pedro me dijo que ese día no daba. Le di una etiqueta de cigarrillos y quedamos en encontrarnos al tercer día.
El tercero y cuarto día continuamos con la charla, con las historias, me presento a una madre que busca erradicar a esta droga de la plaza donde transitan sus hijos. Hable con su punto me contó su historia y me dijo que sus zonas son barrio como Villa el Libertador, algunos secundarios, la plaza de la Intendencia, esta plaza, y algunos bailes. Me dijo con total seguridad que el Paco en la ciudad esta mas metido, y es mas pedido que cualquier otra droga. Me hablo también de nenas prostituidas a los 9 años para conseguir Paco, de chicos que venden a la madre por el Paco. Me explico también que él después de haber caído casi muerto se tuvo que pegar medio rescate.
Este punto me dejo entrever una realidad mas que desoladora, para amplios sectores de la población que han quedado marginados del sistema, el tráfico de drogas corresponde a una simple forma de supervivencia y el trafico de esta droga particular es algo mas que una forma de obtener dinero fácil.
Sin vos y sin pausa, casi como un fantasma sin forma, la porquería se esta socializando de forma casi mágica. Todos los miembros de esta sociedad somos responsables de que esto suceda, trascienda y mate a nuestros jóvenes víctimas de su propia vulnerabilidad, que no pueden escapar. Para estos chicos es muy difícil intentar resolver una ecuación si no tienen claras las variables. Pero siempre hay otra oportunidad para que ellos encuentren una salida.