“El Paco no da tiempo.
Lamentablemente “descerebra” con increíble rapidez a nuestros jóvenes y provoca daños irreparables”. Estas fueron las alarmantes palabras pronunciadas por el doctor Ricardo Palacios, bioquímico del Ipad (Instituto Provincial del Alcoholismo y la Drogadicción) al ser consultado acerca de las consecuencias del consumo de esta sustancia psicoactiva.
La capacidad adictiva, y el poder destructivo de la misma, han llevado a denominar a los consumidores más vulnerables como “muertos vivos”.
El efecto que produce "Paco" dura apenas minutos, habida cuenta de la escasa cantidad de cocaína que dispone (en la mayoría de los casos no alcanza ni al 10 por ciento).
Las principales características de los efectos del PACO son:
Alta toxicidad para el organismo;
Rápida absorción del producto y corta duración del efecto;
Alta adicción, un solo consumo genera en el organismo una fuerte compulsión a repetir la experiencia proporcionada.
A los tres meses de su consumo el cerebro presenta daños neurológicos irreversibles, los cuales continúan agravándose al proseguir el consumo.
Los daños se producen en el lóbulo frontal del cerebro, región en donde residen centros neuronales ocupados de funciones motoras, de la memoria, del comportamiento social y del razonamiento lógico.
Atacadas estas funciones neuronales el resultado observable en el adicto es una severa degradación de la personalidad en los aspectos cognitivos, comportamental y psicológico.
El “daño” que produce está relacionado con la “calidad del producto” y con las características propias del consumidor, desde el punto de vista psicológico y fisiológico. Porque si bien el perfil del consumidor de PACO está asociado a jóvenes pobres no escolarizados, sin trabajo, con poca o ninguna contención familiar, en realidad también el PACO es consumido en las clases medias. Pero en este caso, los efectos fisiológicos se ven moderados por mejores condiciones materiales de vida, por tener acceso a la asistencia médica, por contar con una mejor dieta, y estar contenidos en el sistema educativo.
Físicamente el deterioro es evidente. Se presenta pérdida de peso, problemas en la piel (manchas rojizas en distintas partes del cuerpo), poca resistencia a las enfermedades, tos crónica, problemas intestinales y hepáticos. También en general aparece taquicardia, aumento de la presión arterial, sudoración, falta de apetito, ansiedad creciente, vómitos, verborrea, insomnio, diarreas, ardor en los ojos, disminución de la atención y dificultades de tipo psicomotriz. El “Paco” deja en los pulmones el rastro de un ácido consumiéndolos y provocando un enfisema. El enfisema es una enfermedad pulmonar que comprende daños a los sacos alveolares (alvéolos) de los pulmones. Los sacos alveolares no pueden desinflarse completamente y, por lo tanto, son incapaces de llenarse con aire nuevo para garantizar una adecuada provisión de oxígeno al cuerpo.
Psicológicamente los efectos que provoca fumar “Paco” se pueden dividir en 4 etapas para visualizarlo con mayor claridad. La primera denominada de “euforia” se basa en una intensificación del estado de ánimo, un aumento de la presión sanguínea, la temperatura corporal y el ritmo respiratorio, una clara sensación de placer y disminución del hambre, el sueño y la fatiga. A esta etapa le seguirá inmediatamente la denominada de “disforia” cargada con una sensación de angustia, depresión e inseguridad, un deseo incontenible de seguir fumando, tristeza, apatía e indiferencia sexual. La tercera etapa tiene que ver con la necesidad de seguir consumiendo para aliviar la tristeza, aún teniendo dosis en la sangre con el fin de evitar la disforia.
Por último se pueden experimentar alucinaciones producto de la psicosis o pérdida de contacto con la realidad. Las alucinaciones pueden ser visuales, auditivas, olfatorias o cutáneas.
Es importante remarcar además de las consecuencias explicitadas que el consumo de esta sustancia letal desencadena toda una serie de cuestiones que la hacen aún más grave.
El alto contenido adictivo del Paco determina que ante la imperante necesidad que se manifiesta en el sujeto por consumir, éste recurra a “lo que sea” para conseguirlo. Teniendo en cuenta esto y la alteración del funcionamiento psíquico que se produce se puede comprender los extremos hasta donde los consumidores son capaces de llegar. Hablamos a las claras de multiplicidad de robos a terceros y a la propia familia; actos degradantes para el sujeto y predisposición en muchos casos a la violencia y a la criminalidad debido a la pérdida de interés por todo a la que se llega.
Lamentablemente “descerebra” con increíble rapidez a nuestros jóvenes y provoca daños irreparables”. Estas fueron las alarmantes palabras pronunciadas por el doctor Ricardo Palacios, bioquímico del Ipad (Instituto Provincial del Alcoholismo y la Drogadicción) al ser consultado acerca de las consecuencias del consumo de esta sustancia psicoactiva.
La capacidad adictiva, y el poder destructivo de la misma, han llevado a denominar a los consumidores más vulnerables como “muertos vivos”.
El efecto que produce "Paco" dura apenas minutos, habida cuenta de la escasa cantidad de cocaína que dispone (en la mayoría de los casos no alcanza ni al 10 por ciento).
Las principales características de los efectos del PACO son:
Alta toxicidad para el organismo;
Rápida absorción del producto y corta duración del efecto;
Alta adicción, un solo consumo genera en el organismo una fuerte compulsión a repetir la experiencia proporcionada.
A los tres meses de su consumo el cerebro presenta daños neurológicos irreversibles, los cuales continúan agravándose al proseguir el consumo.
Los daños se producen en el lóbulo frontal del cerebro, región en donde residen centros neuronales ocupados de funciones motoras, de la memoria, del comportamiento social y del razonamiento lógico.
Atacadas estas funciones neuronales el resultado observable en el adicto es una severa degradación de la personalidad en los aspectos cognitivos, comportamental y psicológico.
El “daño” que produce está relacionado con la “calidad del producto” y con las características propias del consumidor, desde el punto de vista psicológico y fisiológico. Porque si bien el perfil del consumidor de PACO está asociado a jóvenes pobres no escolarizados, sin trabajo, con poca o ninguna contención familiar, en realidad también el PACO es consumido en las clases medias. Pero en este caso, los efectos fisiológicos se ven moderados por mejores condiciones materiales de vida, por tener acceso a la asistencia médica, por contar con una mejor dieta, y estar contenidos en el sistema educativo.
Físicamente el deterioro es evidente. Se presenta pérdida de peso, problemas en la piel (manchas rojizas en distintas partes del cuerpo), poca resistencia a las enfermedades, tos crónica, problemas intestinales y hepáticos. También en general aparece taquicardia, aumento de la presión arterial, sudoración, falta de apetito, ansiedad creciente, vómitos, verborrea, insomnio, diarreas, ardor en los ojos, disminución de la atención y dificultades de tipo psicomotriz. El “Paco” deja en los pulmones el rastro de un ácido consumiéndolos y provocando un enfisema. El enfisema es una enfermedad pulmonar que comprende daños a los sacos alveolares (alvéolos) de los pulmones. Los sacos alveolares no pueden desinflarse completamente y, por lo tanto, son incapaces de llenarse con aire nuevo para garantizar una adecuada provisión de oxígeno al cuerpo.
Psicológicamente los efectos que provoca fumar “Paco” se pueden dividir en 4 etapas para visualizarlo con mayor claridad. La primera denominada de “euforia” se basa en una intensificación del estado de ánimo, un aumento de la presión sanguínea, la temperatura corporal y el ritmo respiratorio, una clara sensación de placer y disminución del hambre, el sueño y la fatiga. A esta etapa le seguirá inmediatamente la denominada de “disforia” cargada con una sensación de angustia, depresión e inseguridad, un deseo incontenible de seguir fumando, tristeza, apatía e indiferencia sexual. La tercera etapa tiene que ver con la necesidad de seguir consumiendo para aliviar la tristeza, aún teniendo dosis en la sangre con el fin de evitar la disforia.
Por último se pueden experimentar alucinaciones producto de la psicosis o pérdida de contacto con la realidad. Las alucinaciones pueden ser visuales, auditivas, olfatorias o cutáneas.
Es importante remarcar además de las consecuencias explicitadas que el consumo de esta sustancia letal desencadena toda una serie de cuestiones que la hacen aún más grave.
El alto contenido adictivo del Paco determina que ante la imperante necesidad que se manifiesta en el sujeto por consumir, éste recurra a “lo que sea” para conseguirlo. Teniendo en cuenta esto y la alteración del funcionamiento psíquico que se produce se puede comprender los extremos hasta donde los consumidores son capaces de llegar. Hablamos a las claras de multiplicidad de robos a terceros y a la propia familia; actos degradantes para el sujeto y predisposición en muchos casos a la violencia y a la criminalidad debido a la pérdida de interés por todo a la que se llega.
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