Podríamos
comenzar planteando que, comunicar es hablar y ser entendido, argumentar y ser
respondido. En definitiva lo que practicamos diariamente. Siendo pues una potencia
intrínsicamente humana, no cabria dudar de la sencillez de su praxis y de los
beneficios de su empleo, y sin embargo, la experiencia cotidiana nos muestra
que no siempre es así. Si esa experiencia la evaluamos en el ámbito de las
organizaciones, entonces la distancia entre lo que es la práctica de la
comunicación (acción y resultado) y lo que debería ser se acrecienta.
La cuestión
no es si las organizaciones comunican (que si lo hacen porque sino no podrían
existir), ni si su comunicación alcanza los resultados deseados, sino hasta que
punto contemplan la Comunicación como una herramienta básica de su gestión a
corto, mediano y largo plazo.
En una clasificación bastante sencilla podemos decir que, en
este tiempo que vivimos, la comunicación como capacidad humana tiene cuatro
campos esenciales de análisis. El primero y originario es el interpersonal. Los
demás, fruto de nuestras obras e inventos, son: los medios de comunicación
clásicos, las telecomunicaciones y las tecnologías de la información y, por
último, la comunicación en el seno de las organizaciones, una perspectiva
estudiada por la disciplina conocida como Comunicación Institucional.
Desde hace algunas décadas comenzó a emerger dentro del
ámbito de las comunicaciones la comunicación institucional, concepto que ha
venido aplicándose a todas aquellas actividades de comunicación que implican el
intercambio de datos, ideas, informaciones y conocimientos entre las
instituciones y sus públicos internos.
Podemos señalar entonces que la comunicación organizacional
funciona como un sistema coordinador que, entre otras, tiene la función de
elaborar mensajes intencionales hacia los sistemas receptores para lograr los
objetivos de la organización.
Es importante conocer, expandir y consolidar la cultura de
una empresa ya que ésta integra los comportamientos hacia metas comunes,
constituye una guía en la realización de actividades, elaboración de normas y
políticas para establecer directrices, en fin, la cultura encauza el
funcionamiento global de la estructura señalando las prioridades y preferencias
globales que orientan los actos de la organización, estos actos, como la
formación de la cultura de la organización se va conformando y va tomando
formas gracias a un publico heterogéneo, que con el tiempo y con una buena
motivación va en busca de los mismo objetivos, logros y por sobre todo se va
consolidando como el publico interno de la empresa con los mismos valores.-
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