Natalia tiene 13 años, es de San Juan y hace solo una semana que esta
en tratamiento en AIPAA (Asistencia Integral de Problemas de alimentación del Adolescente). Sus calificaciones eran excelentes en su primer año del secundario, que tuvo que dejar por este año. En su curso estaba entre las mejores, pasaba la mayor parte de su tiempo estudiando. Quizás esta rutina era la que le restaba importancia a su vida social. Se sentía un poco tímida para salir con sus amigos a la plaza de su ciudad. Las amigas por su parte salían y entablaban relaciones con varones, tema fundamental en esta época. Pero Naty piensa al respecto “claro ellas no tienen ni las piernas de elefante que yo tengo, ni la cara de manzana con puro cachete, seguro que si yo estuviera flaca como ellas también seria feliz”. Así de apoco comenzó a saltearse distintas comidas, a tener ayunos largísimo, a comer restrictivamente, hasta lograr periodos sin ingesta. Al término de cinco meses había perdido una cantidad de pesos (siete kilos) que se notaban y pronunciaban cada vez más en su cuerpo. Fue entonces que su madre preocupada llego al instituto donde le diagnosticaron anorexia nerviosa. Naty como muchas otras adolescente llegan al las instituciones no por voluntad propia sino porque son obligadas. Las pacientes según la licenciada Silvia Menso, directora de AIPAA, cuando llegan no tienen la conciencia de enfermedad, no creen que este conflicto necesite de ayuda profesional. Esto significa que el cuerpo medico se encuentra ante una paciente que no esta demandado ayuda y es difícil ayudar a alguien que no la busca. También existe una diferencia grande en la primer consulta entre anoréxicas, que están muy contentas con su logro de verse flaca y menos aun creen que necesiten algún tipo de ayuda. Y las bulímicas: en muchos casos ellas llegan buscando ayuda, primero por encontrarse acorraladas entre atracones, vómitos y la angustia que eso genera.
Para Natalia esta consulta fue una perdida de tiempo, de estudio y por sobre todo de afecto, por el hecho de tener que permanecer en Córdoba hasta que logre recuperarse. Hable con ella y me dijo “que ella esta bien como esta, que la madre es una exagerada y que no esta tan delgada como todos dicen”. Sin embargo mi visión ve otra cosa, ve un cuerpito flaco, con huesos que sobre salen por todos lados. Pero sigamos con los comentarios de Naty, “dice también que no ve las horas de irse a su casa, con sus cosas, con sus libros y sus amigos a su manera. Que llora cuando se despierta por las mañanas y se duerme llorando, ni hablar de las horas de cada comida”.
Para Natalia esta consulta fue una perdida de tiempo, de estudio y por sobre todo de afecto, por el hecho de tener que permanecer en Córdoba hasta que logre recuperarse. Hable con ella y me dijo “que ella esta bien como esta, que la madre es una exagerada y que no esta tan delgada como todos dicen”. Sin embargo mi visión ve otra cosa, ve un cuerpito flaco, con huesos que sobre salen por todos lados. Pero sigamos con los comentarios de Naty, “dice también que no ve las horas de irse a su casa, con sus cosas, con sus libros y sus amigos a su manera. Que llora cuando se despierta por las mañanas y se duerme llorando, ni hablar de las horas de cada comida”.
Continué recorriendo la institución y me encontré con Miriam, tiene 22 años y es del sur. Ella estudia en Córdoba y hace más de un año que esta en tratamiento, ya tomo conciencia de enfermedad y me comento “un día la cabeza me hizo clic y comenzó toda esta locura, ahora con el tratamiento busco que me vuelva hacer clic y volver a ser la persona sociable que era. Porque yo antes era la que hacia reír, siempre tenía millones de cosas que hacer. Pero un día creo que por muchas cosas, mi cabeza se convulsiono, me aleje del mundo, era como un perro con rabia que no dejaba que nadie se me acerque. De a poco me fui quedando sin amigas, sin familia, solo mi mama peregrinaba conmigo para según ella salvarme. Así fue que llegue a esta institución y me diagnosticaron bulimia. Ahora es un constante tire y afloje, un día amanece todo equilibrado y para la tarde se me volaron las ideas nuevamente. Sin embargo a pesar de todo se que mi vida no volverá a ser lo de antes”.
Por lo que me dejo entrever Miriam, es que el encontrarse a mitad de camino no significa tener todo mas claro. Sino simplemente haber logrado solo algunas cosas, que nada tiene que ver con el físico, porque me dejo bien en claro que ese dilema es el último que se va. En las chicas que ya han recorrido parte de su camino existen constantes que son las más difíciles de erradicar: el carácter ciclotímico que las confunden y alejan de su círculo social, el temor a engordar que las paraliza, y las presiones sociales que mucho tienen que ver como disparadores. Pero también comienzan a darse cuenta de otras cosas, que tienen que ver con los vínculos y las emociones. Comienzan a retroceder, conocer y comprender el camino que recorrió el síntoma en su formación.
Paginas de las que extraje las fotos:
http://www.cienciapopular.com/n/Medicina_y_Salud/Trastornos_Alimentarios/Trastornos_Alimentarios.php
www.centrociane.com/anorexia.htm
momento8.blogia.com/2006/septiembre.php
http://www.planetarios.com/Manual-Adicciones/bulimia.html
Conocí personalmente casos de anorexia y bulimia, se que es un porblema muy difícil de superar y que se necesita mucha ayuda y apoyo. Lamentablemente, muchos piensan que éstas chicas son obsesivas y huecas, cuando en realidad la anorexia es una reacción ante problemas más profundos que verse flaca o gorda.
ResponderEliminarTodos tenemos una cuota de responsabilidad en lo que pasa, cuando de una forma u otra avalamos la sociedad consumista con mujeres "ideales" de 90-60-90.
Gracias por compartir la historia!
saludos!
www.vidadeperros.wordpress.com